
En una conversación cercana a las dos horas con el investigador y divulgador Lex Fridman, Sundar Pichai, CEO de Google, ofreció una de sus reflexiones más profundas sobre el impacto de la inteligencia artificial, el futuro de la web y su filosofía de liderazgo.
Lejos del estereotipo del CEO agresivo y omnipresente, Pichai se muestra como un líder sereno, que prioriza la escucha, fomenta el pensamiento colectivo y pone énfasis en la responsabilidad tecnológica.
A lo largo de la entrevista, destaca su estilo de dirección: discreto, basado en la paciencia y en la formulación de preguntas más que en la imposición de respuestas. Su objetivo no es tener siempre la solución, sino crear el espacio adecuado para que otros la encuentren.
Reconoce que también experimenta frustración o enfado, pero con los años ha entendido que es más efectivo motivar a los equipos a través de la claridad y el propósito compartido que mediante la presión o el control.
UN LÍDER TRANQUILO EN TIEMPOS TURBULENTOS
Esa filosofía de liderazgo se refleja también en su aproximación a la IA. Para Pichai, esta tecnología no es solo un hito técnico, sino un cambio estructural en la historia de la humanidad. La define como “más profunda que el fuego o la electricidad”, no como una metáfora exagerada, sino como una afirmación sobre su capacidad para transformar todos los ámbitos de la vida humana.
Una de sus ideas más potentes es que la IA no solo ejecuta tareas, sino que aprende a aprender. Esto, según él, introduce una dinámica completamente nueva, con un potencial transformador aún en sus primeras etapas. En Google, ya se aplica a escala: alrededor del 30 % del código que se escribe se apoya en sugerencias generadas por IA, y la productividad en ingeniería ha crecido un 10 % gracias a estas herramientas. Aun así, reitera que esto no reduce la necesidad de talento humano, sino que amplía las oportunidades y el alcance de lo que puede lograrse.
En cuanto a la posibilidad de alcanzar la AGI (Inteligencia Artificial General), Pichai se mantiene prudente. No anticipa que llegue en 2030, pero sí prevé avances drásticos. Habla de una etapa actual que denomina “inteligencia artificial irregular” (AJI), donde los sistemas muestran capacidades sorprendentes, pero fallan en tareas simples. Esta fase, aunque inconsistente, ya está generando cambios visibles en la forma en que la IA interactúa con el mundo físico y digital.

REDEFINIENDO LA BÚSQUEDA EN INTERNET
Un cambio particularmente evidente es cómo la IA está transformando la experiencia de búsqueda. Con la introducción de AI Overviews y la llamada Search Generative Experience, Google ha empezado a mostrar resúmenes generados por IA por encima de los clásicos enlaces azules. Para Pichai, esto no elimina la web tradicional, sino que la recontextualiza y la mejora. En su visión, convivirán dos formas de navegar: la búsqueda clásica y un modelo conversacional, más interactivo, potenciado por agentes de IA.
Aunque todavía en fase temprana, este modo IA se está desplegando como una pestaña separada, con vistas a integrarse progresivamente en la página principal si los usuarios lo valoran. El reto, según Pichai, es mantener la relevancia del contenido humano: asegurar que la IA sigue enlazando con fuentes y creadores reales, y no se convierte en un sistema cerrado que oculta el origen de la información.
UNA WEB AGÉNTICA Y EL FUTURO DE LA INTERACCIÓN DIGITAL
Pichai imagina un internet donde coexistirán dos dimensiones: una web tradicional, hecha por humanos y para humanos, y una web agéntica, donde agentes de IA ejecutan tareas por nosotros. Como en el comercio actual —donde unas veces preferimos ir a la tienda y otras pedir por internet—, ambas formas serán complementarias. Además, cree que la IA puede contribuir a mejorar la experiencia humana en la web, incluso desde el diseño.
IA RESPONSABLE, EQUIDAD Y NUEVOS MODELOS DE TRABAJO
Consciente del entusiasmo que genera la IA, Pichai también advierte sobre los riesgos: sesgos, desinformación, impacto en el empleo. Para enfrentarlos, propone una gobernanza global robusta y principios éticos claros. Subraya que no puede ser una responsabilidad exclusiva de las tecnológicas, y defiende un enfoque multilateral.
En términos de inclusión, recuerda su infancia en India y cómo el acceso tardío a la tecnología marcó su perspectiva. Por eso, una prioridad para Google es garantizar que la IA esté disponible en lenguas minoritarias, funcione con recursos limitados y llegue a zonas con baja conectividad.
Por último, señala que la IA transformará el trabajo del conocimiento. No se trata de reemplazar personas, sino de aumentar su capacidad: desde ayudar a escribir más rápido hasta liberar tiempo para pensar con más profundidad. En su visión, la IA es un copiloto que permite enfocarse en lo que realmente importa.
Pichai concluye con una reflexión optimista sobre el futuro: confía en la capacidad de la humanidad para resolver los grandes retos de cada época. Cree que, como civilización, una y otra vez hemos demostrado nuestra habilidad para avanzar, y que la inteligencia artificial es una nueva frontera en ese camino.
Lejos del estereotipo del CEO agresivo y omnipresente, Pichai se muestra como un líder sereno, que prioriza la escucha, fomenta el pensamiento colectivo y pone énfasis en la responsabilidad tecnológica.
A lo largo de la entrevista, destaca su estilo de dirección: discreto, basado en la paciencia y en la formulación de preguntas más que en la imposición de respuestas. Su objetivo no es tener siempre la solución, sino crear el espacio adecuado para que otros la encuentren.
Reconoce que también experimenta frustración o enfado, pero con los años ha entendido que es más efectivo motivar a los equipos a través de la claridad y el propósito compartido que mediante la presión o el control.
UN LÍDER TRANQUILO EN TIEMPOS TURBULENTOS
Esa filosofía de liderazgo se refleja también en su aproximación a la IA. Para Pichai, esta tecnología no es solo un hito técnico, sino un cambio estructural en la historia de la humanidad. La define como “más profunda que el fuego o la electricidad”, no como una metáfora exagerada, sino como una afirmación sobre su capacidad para transformar todos los ámbitos de la vida humana.
Una de sus ideas más potentes es que la IA no solo ejecuta tareas, sino que aprende a aprender. Esto, según él, introduce una dinámica completamente nueva, con un potencial transformador aún en sus primeras etapas. En Google, ya se aplica a escala: alrededor del 30 % del código que se escribe se apoya en sugerencias generadas por IA, y la productividad en ingeniería ha crecido un 10 % gracias a estas herramientas. Aun así, reitera que esto no reduce la necesidad de talento humano, sino que amplía las oportunidades y el alcance de lo que puede lograrse.
En cuanto a la posibilidad de alcanzar la AGI (Inteligencia Artificial General), Pichai se mantiene prudente. No anticipa que llegue en 2030, pero sí prevé avances drásticos. Habla de una etapa actual que denomina “inteligencia artificial irregular” (AJI), donde los sistemas muestran capacidades sorprendentes, pero fallan en tareas simples. Esta fase, aunque inconsistente, ya está generando cambios visibles en la forma en que la IA interactúa con el mundo físico y digital.

REDEFINIENDO LA BÚSQUEDA EN INTERNET
Un cambio particularmente evidente es cómo la IA está transformando la experiencia de búsqueda. Con la introducción de AI Overviews y la llamada Search Generative Experience, Google ha empezado a mostrar resúmenes generados por IA por encima de los clásicos enlaces azules. Para Pichai, esto no elimina la web tradicional, sino que la recontextualiza y la mejora. En su visión, convivirán dos formas de navegar: la búsqueda clásica y un modelo conversacional, más interactivo, potenciado por agentes de IA.
Aunque todavía en fase temprana, este modo IA se está desplegando como una pestaña separada, con vistas a integrarse progresivamente en la página principal si los usuarios lo valoran. El reto, según Pichai, es mantener la relevancia del contenido humano: asegurar que la IA sigue enlazando con fuentes y creadores reales, y no se convierte en un sistema cerrado que oculta el origen de la información.
UNA WEB AGÉNTICA Y EL FUTURO DE LA INTERACCIÓN DIGITAL
Pichai imagina un internet donde coexistirán dos dimensiones: una web tradicional, hecha por humanos y para humanos, y una web agéntica, donde agentes de IA ejecutan tareas por nosotros. Como en el comercio actual —donde unas veces preferimos ir a la tienda y otras pedir por internet—, ambas formas serán complementarias. Además, cree que la IA puede contribuir a mejorar la experiencia humana en la web, incluso desde el diseño.
IA RESPONSABLE, EQUIDAD Y NUEVOS MODELOS DE TRABAJO
Consciente del entusiasmo que genera la IA, Pichai también advierte sobre los riesgos: sesgos, desinformación, impacto en el empleo. Para enfrentarlos, propone una gobernanza global robusta y principios éticos claros. Subraya que no puede ser una responsabilidad exclusiva de las tecnológicas, y defiende un enfoque multilateral.
En términos de inclusión, recuerda su infancia en India y cómo el acceso tardío a la tecnología marcó su perspectiva. Por eso, una prioridad para Google es garantizar que la IA esté disponible en lenguas minoritarias, funcione con recursos limitados y llegue a zonas con baja conectividad.
Por último, señala que la IA transformará el trabajo del conocimiento. No se trata de reemplazar personas, sino de aumentar su capacidad: desde ayudar a escribir más rápido hasta liberar tiempo para pensar con más profundidad. En su visión, la IA es un copiloto que permite enfocarse en lo que realmente importa.
Pichai concluye con una reflexión optimista sobre el futuro: confía en la capacidad de la humanidad para resolver los grandes retos de cada época. Cree que, como civilización, una y otra vez hemos demostrado nuestra habilidad para avanzar, y que la inteligencia artificial es una nueva frontera en ese camino.